El 16 de agosto de 1955, hace ahora 40 años, la industria aeronáutica española, sumida en un lánguido desarrollo, daba un importante salto al presentar oficialmente en vuelo su primer reactor. Se trataba del ‘Saeta’, un biplaza de entrenamiento construido por La Hispano Aviación con la colaboración del célebre profesor Messerschmitt, siendo Fernando de Juan Valiente el primero que lo voló.
El convenio de colaboración entre La Hispano Aviación y el profesor Messerschmitt empezaba a fructificar con el Triana y el Saeta y, poco antes del primer vuelo de éste, nuestro personaje deja temporalmente el Ejército del Aire para integrarse en la empresa sevillana. Allí tiene ocasión de tratar con el célebre constructor alemán, «una figura egregia, de ademanes señoriales, elegante y afable dentro de su natural seriedad; curiosamente en su rostro se adivinaba su gran inteligencia».
Y llegó el momento en que el Saeta, prácticamente listo aún no
se había resuelto la refrigeración de sus motores que, provisionalmente,
se solucionó forrándolos con mantas de amianto volaría por primera vez.
Fue el 12 de agosto de 1955, realizando un carrusel de nueve minutos
con el tren fuera; en días sucesivos volaría replegándolo en dos
ocasiones. Todos estos vuelos habían tenido lugar sobre el aeropuerto de
San Pablo, pero el 15 de agosto, cuando la Virgen de los Reyes recorría
Sevilla entre una muchedumbre enfervorecida, el Saeta que llevaba en su
tablero una imagen en oro de la misma acababa de despegar y su piloto
De Juan Valiente pidió permiso a la torre para volar por vez primera
sobre la ciudad; concedida la autorización, al recibirla agregó: Ofrezco
este primer vuelo a la Santísima Virgen de los Reyes». Paco Esteva, «El
Kaiser», uno de los ingenieros que había llevado más directamente el
peso de las pruebas y puesta a punto, contestó: « Y olé!». De esta
forma, mientras la imagen volvía a la basílica metropolitana, los
sevillanos pudieron ver al Saeta en vuelo bajo sobre su ciudad.
Por fin, el día 16, ante el ministro del Aire, numerosos jefes y
oficiales de aviación y los técnicos de La Hispano, entre los que se
encontraba Messerschmitt, el Saeta realizó su vuelo de presentación
oficial. Tras el rodaje en medio de su tan estridente silbido, despegó
en menos de 350 metros, apenas se elevó, replegó el tren y realizó un
circuito con dos pasadas rasantes. A los doce minutos aterrizaba sin
novedad; luego, las enhorabuenas y felicitaciones, que el piloto acepta
sonriente, y en seguida le contaría al ministro que el primer reactor
español iba colosal. Después, a base de volarlo, lo definiría como «un
piloto con alas» y declararía convencido de que era lo más noble que
jamás había volado».
En 1956 el segundo prototipo del Saeta sin más instrumentos que una
brújula de Bücker con Fernando y Esteva, realiza una serie de
exhibiciones por Europa (Francia, Suiza, Austria, Luxemburgo y
Alemania). Cinco años después, a instancias de la Fuerza Aérea
portuguesa, que se interesó por el avión, se exhibe en Alverca y Lisboa;
allí tuvo un espectador de honor, SAR el Conde de Barcelona, quien
luego comentaría a Fernando la envidia que le había dado y que, sin
pensarlo dos veces, hubiera volado con él.
Quien solo hizo en Sevilla, en 1963, fue Otto Skor¬zeny, a quien La
Hispano requirió para tratar de captar el prometedor mercado sudafricano
en agradecimiento le dedicaría una fotografía calificándolo como «uno
de los mejores y más seguros pilotos que conozco».
Poco después, nuestro personaje vuelve al Ejército del Aire
reintegrándose en el Ala 5 de Morón (luego 15 y por último 103
Escuadrón), donde vuela el Sabre. Al disolverse esta unidad, para dar
paso a los novísimos CASA-Northrop F-5, toma el mando del 202 Escuadrón,
y allí, cuando con motivo de un reportaje visité la base andaluza,
volví a encontrarlo y a charlar apasionadamente sobre infinidad de temas
aeronáuticos. Luego, como exquisito anfitrión, quiso que el gratísimo
vuelo que en compañía del inolvidable capitán Fernando Valero realicé,
lo hiciera como punto de una formación mandada por él. Entonces era ya
teniente coronel, empleo en el que por límite de edad pronto dejaría de
volar, incorporándose a la posterior Ala 21. Más tarde realiza el curso
de Estado Mayor y, ya coronel, pasa destinado a la 2.» Región Aérea.
Finalmente, en 1983 pasó a la reserva activa desempeñando distintas
funciones burocráticas.
Texto sacado de https://www.ipernity.com/blog/adelilla/775479
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