Cuando
aunamos en la misma conversación discapacidad y vuelo, el tema que subyace
entre ambos términos uniéndolos, aunque no lo parezca, es el de la libertad.
Una libertad con mayúsculas.
No el concepto abstracto de ella que cada cual deforma y acerca a su ascua.
Tampoco es esa con la que se llenan la boca los políticos cuando quieren
conseguir algo, en la mayoría de los casos desgraciadamente, para seguir
medrando.
Hablamos de algo mucho más grande, de la libertad de cada individuo para
decidir lo que quiere hacer o ser en su vida. Ese derecho tan elemental, en el
caso de personas discapacitadas, está cercenado en muchos aspectos. El vuelo
era hasta hace poco uno de ellos.
Algunos, erigidos en "dioses protectores" sin habérselo pedido nadie,
subidos en sus púlpitos mirando condescendiente a su grey, conculcan sus
derechos, ignorando su libertad decidiendo lo que uno puede hacer o no sin tan siquiera preguntarles,
quedando esa violación instaurada en la sociedad como un dogma y, lo que es
peor, también en las mentes de algunos de los propios perjudicados.
Ya lo decía la Sra. Roland de la Platiere antes de perder la cabeza:
"¡Oh,libertad!, ¡cuántos crímenes se cometen en tu nombre!"
Cómo ya quedó patente en el artículo, “Aptos para el vuelo”, del prestigioso historiador CARLOS LÁZARO ÁVILA para Avión Revue, pese al poco tiempo que lleva la aviación entre nosotros, son muchos los casos de personas con discapacidad tras accidentes aéreos que se aferraron, en contra de la creencia imperante en la sociedad, a su derecho a decidir por sí mismos. A volar pese a tener serios problemas físicos.
He aquí algunos casos en lugares y momentos diferentes.
R. Berthold. En la Gran Guerra continuó volando pese a tener el
brazo derecho destrozado y varias heridas abiertas y mal curadas.
Jean Dagnaux. Le fue amputada una pierna en la primera guerra mundial y siguió volando. Llegó a volar aún así en la Segunda. Su apodo, “El obstinado”, le definía bastante bien.
Las ganas de seguir volando no son exclusivas de los pilotos de combate o de los varones. En el periodo de entreguerras tenemos a:
C. M. Shultes. En 1931esta pionera alemana perdió una pierna al intentar dar la vuelta al mundo. Seis meses después reparó su aparato y siguió volando.
Wiley Post. Pese a faltarle un ojo, en 1933, acompañado de su navegante circunnavegó, como Elcano aunque tardó bastante menos, el planeta a los mandos del “Winnie Mae” su avión. Un año después alcanzó la estratosfera (12.200m) descubriendo el “jet stream”
En la II Guerra Mundial ocurrió más de lo mismo en ambos bandos.
Douglas Bader. Fue el más famoso en el bando aliado. Teniendo las piernas amputadas tiene asignados una treintena de derribos. Fue todo un símbolo de resistencia para su país en momentos tan oscuros.
A. Maresyev. Protagonizó una huida de 18 días desde el territorio enemigo en el que fue derribado, hasta sus líneas. Finalmente tuvieron que amputarle las dos piernas. Tras un año de un intensivo entrenamiento con sus prótesis, volvió al frente para convertirse en un as. Fue nombrado “Héroe de la Unión Soviética”
En las fuerzas del Eje, destaca:
Hans-Ulrich Rudel. Sus proezas aéreas con una pierna amputada, no tendrían cabida en una sola entrada de estas líneas. Baste decir que fue el único piloto de su país que consiguió la Cruz de Caballero con Hojas de Roble en Oro, Espadas y Diamantes. Además, fue el único extranjero que recibió la máxima condecoración húngara: La Medalla de Oro al Valor.
En el lejano oriente uno de los que más destaca es:
Y. Hinoki. Este piloto perdió una pierna en un enfrentamiento contra un P-51 Mustang. Pese a ello obtuvo 13 derribos y voló hasta el final de la guerra.
Pudiera parecer, erróneamente, que esto solo ocurre fuera de "la piel de
toro". Nada más lejos de la realidad. A continuación veremos dos casos que
lo demuestran.
Rafael Peña Dugo – En septiembre de 1936, durante un combate contra un FIAT sobre la provincia de Toledo, es herido y tiene que saltar en paracaídas. A consecuencia de las heridas sufridas le será amputada la pierna. Desde noviembre de 1938 hasta el final de la contienda seguirá volando como piloto de caza y también de bombarderos utilizando una prótesis que le hacen en Francia. Entre los meses de junio, julio y agosto de 1938 acumuló 54 horas de vuelo. En este mismo año, en reconocimiento de sus servicios, será ascendido a Mayor de las F.A.R.E., rango con el que terminará la guerra.
Archivo familia Ansaldo |
Ignacio Ansaldo Bejerano – Este aviador sufrió un accidente el 16 de enero de 1961, cuando pilotaba el aparato T.8B-125, en ruta Albacete Palma de Mallorca. Zona Aérea de Mallorca. El piloto y los tres miembros restantes de la tripulación desaparecieron en el mar. Nada de este luctuoso suceso tendría importancia, salvo lamentar la pérdida de cuatro personas. Solo sería un accidente más en la larga lista de ellos. Lo que le hace peculiar es que en el año 1954 - posteriormente en 1955 hay otro con el mismo resultado - hay un informe médico indicando que el Coronel Ansaldo Bejerano no ha superado la prueba médica para seguir pilotando. En estos informes se detalla que tiene amputada una pierna.
Estos casos podrían haber sido tomados como precedentes y habernos evitado una espera que se trasladó del siglo XX al actual pero, mover una creencia dogmatizada es difícil de cambiar, sobre todo si no se quiere, ni hay ningún interés en hacerlo.
Elisabeth Heilmeyer |
Con estos antecedentes nos plantamos en el año 2000. Elisabeth Heilmeyer, una alemana afincada en Madrid desde hace muchos años, está
intentando recuperar su licencia de vuelo perdida tras sufrir un accidente
aéreo que la dejó postrada en una silla de ruedas. Algo que en su país hubiera
sido poco más que un trámite, en España es como darse de cabeza contra un muro,
el dogma creado desde, supuestamente, una altura de miras que dice: “tú no puedes” está fuertemente
arraigado. Junto a otros “aerotrastornados”
crea la asociación Las Sillas Voladoras y paralelamente comienza su particular
odisea en los despachos judiciales donde, gracias al tesón y la insistencia que
puso en ello, consiguió que el 8 de Agosto de 2008 el Tribunal Supremo le diese
la razón tras una larga espera de ocho años y se cambiase la ley.
El fallo de la corte suprema no solo logró cambiar la
ley, también abrió un poco la mente de las personas que, a fin de cuentas, son las
encargadas de ponerla en práctica para que sea efectiva. Por esa puerta
entreabierta penetramos todos los que veníamos detrás envueltos en la bandera
de la asociación, consiguiendo abrirla del todo.
Hoy en día, gracias al empuje de esta increíble mujer, hay personas con alguna discapacidad,
en posesión de un amplio abanico de licencias de vuelo e incluso postulándose
como astronauta para la Agencia Europea del Espacio.
Bibliografía:
http://laguerracivilencordoba.es/rafael-pena-dugo/
https://www.adar.es/aviadores-republicanos/
https://cordobapedia.wikanda.es/wiki/Rafael_Pe%C3%B1a_Dugo
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Douglas_Bader
https://segundaguerramundial.es/personajes/hans-ulrich-rudel/
https://www.sillasvoladoras.com/
AvionReveu – Artículo “Aptos para el vuelo” de Carlos Lázaro Ávila
Archivo Histórico del Ejército del Aire y el Espacio.
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