La Agencia Espacial Europea (ESA), creada el 31 mayo de 1975, ideó un programa de transbordadores espaciales llamado Hermes (“El mensajero de los dioses”). Se trataba de lanzar desde la Guayana francesa una pequeña astronave reutilizable, tripulada y de bajo coste para investigar y transportar al espacio objetos o satélites. La peculiaridad era que despegaba en vertical mediante cohetes propulsores y aterrizaba en horizontal, del mismo modo que un avión.
En este proyecto Almería tenía un papel importante, recibir investigar en la central solar de Tabernas los materiales cerámicos exteriores del artefacto y recibir al transbordador en las pistas del aeropuerto, cada vez que volviese de sus misiones galácticas. Las condiciones geográficas y meteorológicas del aeródromo de El Alquián fueron muy valoradas y se apostó por él como pista de aterrizaje del Hermes en su regreso a la Tierra.
La
investigación del casco cerámico del Hermes en Tabernas se prolongó durante
años. .
Entre 1988 y 1992 se dio por seguro que la aeronave tomaría tierra en Almería tras pasar varios días en el espacio.
La idea era que la astronave estuviera operativa en 1995, que pesara 20 toneladas, cargara con hasta 3.000 kilos y pudiera surcar el espacio durante siete días con tres astronautas a bordo. El proyecto, con una inversión de La inversión europea en el Hermes se estimó en un billón de pesetas, era apasionante según los técnicos de la época, pero requería de innumerables trabajos previos, durante al menos siete años, para garantizar su éxito en la tarea de escudriñar el firmamento.
Además, el 15 de marzo de 1988, en la plataforma solar de Tabernas (Almería) comenzaron unas investigaciones que tenían como objetivo determinar la resistencia al calor del material cerámico que recubría el morro y el borde del aparato. Era algo así crear una coraza térmica para que el transbordador no se destruyera al entrar en la atmósfera, donde alcanzaría temperaturas de 1.700 grados durante veinte minutos. Aquel trabajo, encargado por la Agencia Espacial Europea, fue un auténtico reto tecnológico para Tabernas y en él participaron expertos alemanes e ingenieros franceses y españoles. Hubo que efectuar modificaciones en las infraestructuras de la central solar para atender los requerimientos del experimento.
Finalmente el proyecto se canceló por falta de presupuesto. El proyecto Hermes se fue retrasando por distintas causas, como el rediseño de seguridad por el desastre del “Challenger”, que ocasionó más costes, la reunificación de Alemania tras la caída del Muro, la crisis de los noventa, la Guerra del Golfo, el parón en las investigaciones aeronáuticas por los recortes presupuestarios… Total, que al final los científicos de Tabernas casi dieron con la tecla para que el casco del transbordador volviera del cosmos en óptimas condiciones, pero el proyecto se quedó en eso, solo un proyecto.
La cancelación del mismo afectó a otro proyectos que estaban en marcha. Entre ellos destaca la de acoplar el Hermes a la estación soviética Mir.
En 1982 Jean-Loup Chrétien se convirtió en el primer francés en el espacio y en la primera persona de Europa occidental que viajó al espacio a bordo de una nave espacial soviética. La política de la perestroika de Gorbachov favoreció aún más el clima de colaboración entre ambos países y en 1987 se propuso que el Hermes volase a la estación espacial soviética Mir, que había sido lanzada el año anterior. Para entonces la pequeña lanzadera europea había sufrido numerosos cambios de diseño y objetivos, así que la posibilidad de realizar misiones adicionales a otra estación espacial además de a la Freedom y la posible miniestación europea MTFF podía servir para afianzar los apoyos políticos al Hermes fuera de Francia.
En 1989 y 1990 se produjeron varios encuentros oficiales entre Glavkosmos —la organización soviética encargada de comercializar los vuelos espaciales fuera de la URSS— con la ESA y el CNES francés. Como resultado de los mismos se acordó desarrollar un traje extravehicular conjunto que podría usarse tanto en la futura estación Mir 2 como en el transbordador soviético Burán y el Hermes. La escafandra sería conocida como EVA-2000 y luego como EVA Suit 2000. Del mismo modo, después de varias idas y venidas, el traje intravehicular que usarían los tres astronautas del Hermes sería la escafandra Strizh del Burán y se emplearía en conjunción con con el asiento eyectable K-36RB, aunque con modificaciones europeas.
Para viajar a la Mir el Hermes iría equipado con un módulo propulsivo diferente al que debía llevar para sus misiones a la plataforma MTFF o a la estación Freedom. El motivo es que la estación soviética se hallaba en una órbita mucho más inclinada (56º) y, por lo tanto, menos favorable energéticamente. La fecha de la primera misión del Hermes a la Mir fue retrasándose y no se esperaba que tuviese lugar antes de 1999, pero para entonces la URSS planeaba tener lista la estación Mir 2. A finales de los 80, e incluso después de la caída de la URSS en 1991, la ESA estrechó más y más sus relaciones con la industria aeroespacial rusa en un desesperado intento por salvar el programa Hermes. Lamentablemente, el Hermes sería cancelado en 1993 —curiosamente, el mismo año que el programa Burán—, así que nunca pudimos contemplar la imagen de tres astronautas europeos descendiendo del Hermes en el aeropuerto de Almería después de realizar una misión a la estación Mir… ni a ninguna otra.
Webgrafía
https://www.diariodealmeria.es/almeria/trasbordador-espacial-aterrizo-Almeria_0_1632139016.html
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