En España,los primeros ULM, se comenzaron a ver 1982. Algunos aficionados a volar los habían visto en el extranjero y se trajeron los primeros aparatos. Ellos fueron también los que buscaron la información sobre nuevos adelantos y modelos y los que comenzaron a formar las primeras escuelas y a enseñar a los nuevos pilotos.Pero no había ningún tipo de reglamentación, ni para la titulación de profesores y alumnos ni para poder volar, a pesar de que varios expertos se reunieron con los responsables del Gobierno para establecer las normas necesarias.Actualmente las cosas han cambiado algo, aunque todavía están en pañales.
El famoso «¡ Que inventen ellos !» con que Miguel de Unamuno aplaudía el desierto en el que habitaba la ciencia española a finales del siglo XIX y principios del XX tiene en Federico Cantero Villamil a una de sus principales víctimas. Este ingeniero de caminos (Madrid, 1874-1946) logró la hazaña en aquella España sin interés por el progreso científico de ultimar el primer helicóptero en 1936, dos años antes que su creador oficial, el ucraniano Igor Sikorsky. El inicio de la Guerra Civil impidió al investigador español patentarlo y finalmente los laureles históricos se acabaron marchando a EE. UU., en donde Sikorsky ya diseñaba la producción en serie de estas aeronaves durante la década de los cuarenta. El libro Cantero Villamil. Crónica de una voluntad , escrito por Federico Suárez Caballero a partir del legado documental de su única hija viva, Concha Cantero, rescata del olvido a un inventor nato que llegó a acumular durante su carrera veintitrés patentes aeronáuticas, ...
Comentarios
Publicar un comentario