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1937 - MATACÁN, aeródromo de Salamanca

El aeropuerto de  Salamanca (LESA) (La apertura al tráfico civil se produjo en 1937)  tiene una importante actividad aeroportuaria. Además tiene un lugar destacado como centro de enseñanza aeronáutica (En esta base se ubica el Grupo de Escuelas de Matacán (GRUEMA)), tanto para civiles como militares.
El aeródromo salmantino ha sido, y es, un referente fundamental dentro del campo de la enseñanza aeronáutica militar, ya sea para pilotos, para controladores, o más recientemente también para operadores de drones. Y una de las materias que allí se han impartido a lo largo de su dilatada historia es la enseñanza de la navegación astronómica, para lo que un simulador en forma de planetario constituía un instrumento de incalculable valor
.

A Fernando Pons (era licenciado en química, electricidad y mecánica y se había hecho piloto en 1926) y a su empresa QBI, le fue encargada su construcción por el Ejército del Aire en el año 1947.

El planetario resultó ser un instrumento excelente para el estudio de la navegación astronómica, constituyendo un elemento de enseñanza fundamental para los estudios de astronomía de la época, así como para la instrucción de la navegación aérea y marítima mediante las estrellas, en la Escuela de Vuelo sin Visibilidad.

A través de proyectores, se reproducía el cielo estrellado en el interior de una cúpula que servía de techo y mostraba el firmamento tal como se ve desde un punto cualquiera de la Tierra, y a la hora y día que se eligiera, 27 000 años por delante o por detrás del momento actual. El simulador constaba de 32 asientos repartidos de forma desigual para de este modo dificultar la labor de cálculo de los alumnos y ponerlos a prueba.

El instructor creaba una situación de vuelo simulada y los alumnos, tomando una estrella como referencia y con la ayuda del sextante y de la brújula, debían de ser capaces de determinar el rumbo a un destino concreto. El instructor, transcurrido un tiempo, movía de forma manual la esfera, representando con ello el paso de un tiempo, para que así, el alumno tuviera que realizar un nuevo cálculo de posición. Otro de los ejercicios era el cálculo de la hora basándose en la posición de los astros. Si fallaban en más de cinco minutos... suspendidos.

Las piezas del planetario, conocido como Celeste 1, lo hacen único en el mundo, entre ellas se encuentra la bola de estrellas, una cabeza radiante de 50 centímetros de diámetro que posee 27 salidas, cuatro planetas, el sol, la luna y además puede simular los dos polos, el norte y el sur, cuando en la mayoría de los planetarios el polo sur no se representaba. Cuenta también con la posibilidad de proyectar las coordenadas, los círculos del Ecuador y Meridiano y el horario. También es singular el obturador de estrellas, por ser flotante y, sobre todo, por mantener intacto su funcionamiento.

Se sabe que estuvo terminado en 1951, y que funcionó durante pocos años ya que la velocidad de avance de la tecnología en la época era endiablada y los nuevos sistemas de navegación aérea acabaron con la necesidad del vuelo orientado por las estrellas. Poco a poco, la existencia de este lugar fue cayendo en el olvido. Pero por suerte, los coroneles y el personal de la Base de Matacán siempre tuvieron la consideración de que aquel peculiar tesoro debía de ser respetado. Hasta que en 2014, y gracias a un convenio de colaboración entre la Fundación del Ejército del Aire y la empresa Iberdrola, llegó el momento de su restauración, asegurándose de este modo su supervivencia.



 


 

https://ejercitodelaire.defensa.gob.es/EA/ejercitodelaire/es/culturaaeronautica/Rincon-del-Aviador/#

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